martes, 29 de diciembre de 2009

Poesía navideña: La Visitadora

Era en Belén y era Nochebuena la noche.
Apenas si puerta crujiera cuando entrara.
Era una mujer seca, harapienta y oscura
Con la frente de arrugas y la espalda curvada.
Venia sucia de barro, de polvo de caminos.
La iluminó la luna no tenía sombra.
Tembló María al verla; la mula no, ni el buey
rumiando paja y heno igual que si tal cosa.
Tenía los cabellos largos, color ceniza,
color de mucho tiempo, color de viejo antiguo;
en sus ojos se abría la primera mirada
y cada paso era tan lento como un siglo.
Temió María al ver acercarse a la cuna.
En sus manos de tierra, ¡oh Dios! ¿que llevaría?...
Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente
Y le ofreció la cosa que llevaba escondida.
La Virgen asombrada, la vio al fin levantarse.
¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!
El Niño la miraba. También la mula. El buey
mirábala y rumiaba que si tal cosa.
Era en Belén y era Nochebuena la noche.
Apenas si crujió la puerta cuando se iba.
María al conocerla, grito y la llamo: “¡Madre!”
Eva miro a la Virgen y la llamo: “¡Bendita!”
¡Qué clamor que alborozo por la piedra y la estrella!
Afuera aun era pura, dura la nieve y fría.
Dentro, al fin, Dios sonreía teniendo
entre sus dedos niños la manzana mordida.
Antonio Murciano
El quiere a su Iglesia limpia “arreglada como una novia vestida para su prometido… he aquí que yo hago nuevas todas las cosas (Apoc. 21,2c. 5)”.
Desde Cuba, ¡Feliz Navidad!
P. José Rosales (P. Coyo)
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario