lunes, 31 de mayo de 2010

La Santísima Trinidad

Thomas Keating nos comenta en alguno de sus libros que el corazón humano, nuestro corazón, ha sido creado para la felicidad sin límites, la verdad sin límites, el amor sin límites... y ninguna otra cosa le puede satisfacer plenamente porque son limitadas. Y así es, nuestro corazón, sentimientos y anhelos más profundos han sido creados para que podamos experimentar la amistad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La Fiesta de la Trinidad es la fiesta de Dios en nosotros (Espíritu), Dios con nosotros (Hijo) y Dios por encima de nosotros (Padre). Es nuestra Fiesta, es la Fiesta de la Inhabitación Divina.... Es el Misterio que penetra y envuelve nuestra vida y nuestra historia.
La Trinidad es el mismo Dios que ha entrado en comunión con nosotros. Es el Padre que se ha hecho nuestro Padre; es el Hijo que se ha hecho nuestro hermano; es el Espíritu que se ha hecho nuestra vida.
La Trinidad es el Misterio que funda nuestra convivencia: Dios es familia, Dios es comunidad, Dios es relación, Dios es amistad.... y a eso estamos invitados: a desterrar el yo individualista, a quitarnos la manía de ir cada uno por su lado, de mirar unicamente para sí y procuparse unicamente de lo "suyo".... Estamos invitados a la comunión de vida e ideales, a mirar hacia "el otro", a sostenernos en el caminar con Jesús hacia el Padre con la fuerza del Espíritu... Estamos invitados a ser UNO... FELIZ DÍA!!!
Desde la profundidad del ser donde se experimenta esa Presencia como corriente de Agua Viva unas veces, como Fuego Inextinguible otras, como profundas y oscuras cavernas otras o..... (añadan su experiencia personal). Les deseo una profunda experiencia contemplativa. Bendiciones para todos.
Por Hna. Paloma Marchesi
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jueves, 27 de mayo de 2010

Lost: final con una revelación religiosa

Los giros de guión de “Lost” ya hacían presagiar un final de contenido esencialmente religioso. La temática de las relaciones entre los diferentes personajes se había ido decantando hacia los grandes temas del sentido de la vida: el perdón, la confianza, la bondad, la muerte y el más allá.
Es frecuente que las grandes series que necesitan renovar los guiones ofreciendo profundidad acudan a la experiencia religiosa para atraer el interés de los espectadores. En el caso de Lost esta opción fue una revelación progresiva que en el último capítulo tuvo una explosión de significados explícitamente religiosos y preponderantemente cristianos.
La conclusión es una visión del más allá de la muerte que sitúa la perspectiva cristiana de una vida de resurrección en un reencuentro de las personas amadas formando comunidad. Todo ello desde la reconciliación de los personajes que se centra especialmente en Jack y en Locke como los dos modelos de vida: el religioso y el pragmático. Al final el religioso salva al pragmático ofreciendo su vida en un sacrificio de redención.
Planteada especialmente como una añoranza de la comunidad en tiempos del individualismo, Lost aspira a recuperar la confianza en los otros y en la posibilidad de unas relaciones fundadas en el encuentro y la bondad. Y todo ello con la cuestión del sentido que como tantas veces en la ficción se plantea en un doble plano: el mundo de la isla al que afecta un cierto sobrenatural y el mundo real que se va abriendo a nuevas posibilidades que entraña la misma naturaleza.
Los guionistas de la serie acudieron a la simbología de las distintas religiones como confiesan en la vidriera de la sacristía que aparece en el capítulo final. Esta perspectiva pluralista es frecuente en las series o películas que deben reclamar la audiencia de tantos tipos de espectadores. Así el humo, la luz, el cielo, el agua o el vuelo son símbolos tomados directamente de las tradiciones religiosas.
Sin embargo, la interpretación cristiana aparece como prioritaria. Del avión hemos pasado a la isla y terminamos en una iglesia donde el padre difunto explica a Jack Shepard el misterio de la incorporación a la eternidad. Y todo ellos con el fondo de un crucifijo, que también en un poco antes como un Cristo resucitado que iluminó, como clave de interpretación, el sacrificio del protagonista en la isla donde había muerto en sacrificio para dar la luz. Aunque el guión juguó con distintas perspectiva del tiempo y del espacio termina por decantarse en una propia de la escatología cristiana aunque procurando incorporar otras religiones. No hemos de olvidar que el público de referencia sigue siendo el norteamericano.
Lost con este final confirma lo que ya venía ofreciendo: la preocupación por las relaciones humanas lleva a la apertura a la cuestión creyente. Este tema sigue siendo recurrente en las narraciones audiovisuales contemporáneas que en alguna medida tienden a sustituir a la práctica religiosa. El problema estriba en que los guiones ofrecen simplificaciones al servicio de la historia y la implicación del espectador, por mucho que llegue a fans, no deja de ser bastante efímera. El relato si actúa como provocación debe ser bienvenido aunque si termina en la sustitución es claramente insuficiente.
Los espectadores llegaron al final de su serie aunque seguirán visitando los 121 capítulos de las seis temporadas. Sin embargo, sería deseable que la actitud de espectador pasara a protagonista, que la interrogación reemplazara a la pasividad de la recepción. Las cuestiones abiertas ciertamente son profundas y reclaman una implicación más personal y existencial. En este caso podemos haber asistido a una provocación inicial a la fe. O como decía Wim Wenders, el famoso director alemán, de uno de los personajes de su película Tan lejos tan cerca, “lo importante no es que estás perdido sino que has sido encontrado”.
Por P Peio Sánchez
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CON JESÚS EN MI VIDA
 Peio Sánchez es sacerdote y teólogo, miembro de las comunidades Adsis, profesor de Teología en Barcelona, y director del Departamento de Cine de la Delegación de Medios de Comunicación del Arzobispado de Barcelona. También es director de la Semana del Cine Espiritual de Barcelona.

miércoles, 26 de mayo de 2010

24 de mayo: día de María Auxiliadora

La Iglesia celebró el 24/5 la fiesta de María "Auxilio de los Cristianos". La historia de esta denominación, que recibió la Madre de Dios, se remota a las primeras comunidades cristianas, de quienes se dice invocaban con frecuencia la protección y el amparo de la Virgen María, cuando eran víctimas de las persecuciones romanas, incluso uno de los títulos que con mayor frecuencia se utilizaba para hacer referencia a la Virgen, era el de "Auxiliadora".
Fue en el siglo VIII cuando la devoción a María Auxiliadora empezó a ser extensiva, esto gracias a san Juan Damasceno, teólogo y doctor de la Iglesia, quien creó la jaculatoria "María Auxiliadora, ruega por nosotros", y quien decía que la Virgen es Auxiliadora "para conseguir la salvación, (...) para evitar los peligros, (...) en la hora de la muerte".
Pero, fue solo hacia el año 1572 cuando la devoción a la Madre Auxiliadora se hizo popular, debido a que Pío V quiso, en modo de agradecimiento a la Madre de Dios -a quien se le atribuyó la victoria de la flota cristiana frente a la turca, en la batalla del golfo de Lepanto, donde se pidió su intercesión con el rezo del rosario-, ordenó incluir, en la oración mariana, la jaculatoria que siglo atrás había creado san Juan Damasceno.
Siglos más tarde, año 1814, fue Pío VII quién instituyó el 24 de mayo como la fiesta de María Auxiliadora, como homenaje a la Madre de Jesús a quien el pontífice pidió constantemente su auxilillo durante su cautiverio de 5 años de cárcel, por orden de Napoleón.
Se puede decir que el mayor impulso que recibió la devoción a María "Auxilio de los Cristianos", se debe a san Juan Bosco, quien se encargó, a través de la Obra Salesiana, de propagar el amor a la Auxiliadora en el mundo entero. La historia narra que en varias ocasiones se le apareció en sueños a Don Bosco la Madre de Dios. En uno de los cuales, la Virgen le pedía al hoy santo que construyera un templo y que la invocara con el nombre de "Auxiliadora". El mismo san Juan Bosco, cuando vio terminado el templo en su honor dijo: "cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen", puesto que la construcción empezó con únicamente 3 monedas de 20 centavos, y logró ser terminada en escasamente 4 años.
Fuente: Mopal
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jueves, 13 de mayo de 2010

Sobre el Padre Carlos Mugica, mártir de la Iglesia

Al padre Carlos Mugica lo conocí una nochecita de verano antes de los años 70. Él venía de misionar en mi tierra natal del norte santafesino, donde era obispo su amigo Mons. Juan José Iriarte, y quizá por eso puse una especial atención en su persona en aquella primera ocasión. Pasó para hacer noche aquí y a la vez saludar al padre Pedro Eugenio Alurralde, su amigo de infancia, que era entonces el Prior del monasterio. Para mí fue en ese momento uno de los tantos curas que solían frecuentar el monasterio, a veces sólo de paso, y otras buscando unos días de sosiego en los que realizar un retiro.
Llegaron los tiempos posteriores al Concilio, y sobre todo aquellos que siguieron al encuentro de los obispos latinoamericanos en Medellín. Y muchos curas, religiosos, monjitas y laicos comprometidos, comenzaron a hacer una clara opción por los pobres. Muchos de ellos incluso dejaban sus colegios clasistas, para ir a vivir en barriadas pobres en lo que se llamaba Comunidades Religiosas Insertas en Medios Populares (CRIMPO). Muchos de ellos habían firmaron un documento de compromiso para dedicarse a la evangelización del tercer mundo.
Los más comprometidos en esta línea formaron un movimiento que se dio en llamar Curas para el Tercer Mundo. Cuando yo conocí a Carlitos Mugica más de cerca, esos tiempos habían madurado bastante. Y sobre todo, los curas del tercer mundo de la zona de Capital, ya habían comenzado a llamarse curas villeros, por su dedicación casi exclusiva a la pastoral en los ambientes de villas miserias de la Capital y Gran Buenos Aires. El padre Rafael Tello era reconocido como su líder espiritual, y el referente indiscutido de todo el grupo. Su principal preocupación era dar una fuerte espiritualidad a la acción concreta de estos jóvenes sacerdotes. Y por ello se propuso acercarlos al monasterio de Los Toldos. Y para mi sorpresa, fue él quien me pidió que acompañara a estos curas en los retiros espirituales que los reunieron aquí en las semanas finales del verano de los años 72 al 74. Mi misión era darles un par de charlas diariamente, motivándolos para la reflexión de la Palabra de Dios. A veces compartía con ellos también la reunión de la noche.
Estos encuentros me permitieron conocer más de cerca al padre Carlitos Mugica. Sobre todo saber de su personalidad, su apasionamiento por algunas cosas, y su profunda piedad. Cada día lo veía entre los primeros que llegaban a la capilla para compartir nuestra oración de la madrugada, antes de las 5 de la mañana. Y por la noche era de los últimos en dejar la capilla, cuando había que cerrarla.
Recuerdo bien nuestro último diálogo, casi en el estribo de la camioneta que lo llevaría de regreso a la Capital, amontonado con todo el grupo de curas. Para que pudieran sentarse en la parte trasera del vehículo que traía cúpula, fuimos hasta los galpones a buscar unos fardos de pasto. Aproveché ese momento para preguntarle si tenía miedo a que lo mataran, ya que había recibido varias amenazas en ese sentido. Y me sorprendió su respuesta:
- No. ¡A lo que le tendría mucho miedo es a despertarme un día y saber que me echaron de la Iglesia!
A lo que yo le respondí:
- No tengas miedo Carlitos. ¡Dios te va a ser fiel!
Y ya en el momento de despedirnos mientras nos dábamos un abrazo me dijo, haciendo alusión al año santo que se iba a celebrar pronto: "¡Este año muchos nos encontraremos con Dios!"
Fue lo último que le escuché. Pocas semanas después, en la madrugada de un 11 de mayo, fiesta de san Mamerto, y aniversario del nacimiento de Fray Mamerto Esquiú y de la muerte de Ceferino Namuncurá, me enteré que lo habían ametrallado a la salida de una capilla del barrio de Villa Luro donde había celebrado esa tarde la Eucaristía y acababa de preparar una parejita para el sacramento del matrimonio. Murió claramente como cura.
Por P. Mamerto Menapache
(del libro "En la luz de mi tierra")
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martes, 11 de mayo de 2010

Campaña para atraer de vuelta a los católicos a la Iglesia

En 1998, en una diócesis de Arizona, EEUU, un grupo de personas creó una campaña multimedia (TV, radio, gráfica), para instar a católicos que se habían alejado de la Iglesia, a retomar su fe. La campaña llevó por nombre “Católicos, regresen a casa” y el lema fue “Somos una familia. Te extrañamos. Bienvenido a casa”.
En 20 días de trabajo, lograron que unas 3 mil personas volvieran a participar de la Iglesia. Se puede ver un video al respecto en: http://www.youtube.com/watch?v=o8vfODXBmV0&feature=player_embedded
Para saber más de este grupo: http://www.catolicosregresen.org/
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lunes, 10 de mayo de 2010

Resucitado, restauró nuestras vidas

Es el Eterno Viviente, el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos. Aquel que “resucitó al tercer día según las Escrituras” (1Co 15,4). Por el pecado, que introdujo el desorden y la caducidad en el mundo y en el hombre, la vida había perdido su dignidad, estaba rota. Por puro amor de Dios (amigo de los hombres, verdadero Filántropo) restaura lo que estaba caído y perdido, pero no sólo a su original belleza sino elevando la naturaleza humana a una dignidad y belleza sin iguales.
Sí. Con toda la carga teológica que encierra esto y tal como reza una oración: “Oh Dios, que has restaurado la naturaleza humana elevándola sobre su condición original,  no olvides tus inefables designios de amor” (Jueves IV de Pascua).
Ha elevado al hombre y éste deviene heredero de Dios, coheredero con Cristo (Rm 8,17), partícipe de su gloria (cf. Ef 1,18), haciéndonos partícipes de su naturaleza divina (2P 1,4). Es obra de la nueva creación. Llega a plenitud la obra de la restauración de la naturaleza humana, ya comenzada en la Encarnación del Señor, según reza la liturgia: “el eterno... comparte nuestra vida temporal, para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo” (Prefacio II de Navidad), ya que “con su obediencia has restaurado aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido” (Prefacio dominical VII).
“Si me debo a él por entero al haberme creado predica San Bernardo, ¿qué no haré por haberme creado de nuevo y de un modo tan admirable? La reparación no fue tan fácil como la creación... ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? En su primera obra me dio mi propio ser, en la segunda, el suyo. Y al dárseme a mí, me devolvió lo que yo era” (Trat. De diligendo Deo, 15).
¡Maravillosa la obra de la regeneración!
“¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?” (Pregón pascual).
Por P. Javier Sánchez Martínez
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martes, 4 de mayo de 2010

Un homenaje a Irena Sendler

Una señora de 98 años llamada Irena Sendler falleció hace poco. Durante la 2ª Guerra Mundial, Irena consiguió un permiso para trabajar en el Ghetto de Varsovia como especialista de alcantarillado y tuberías.
Pero sus planes iban más allá... Sabía cuales eran los planes de los nazis para los judíos (siendo alemana). Irena sacaba niños escondidos en el fondo de su caja de herramientas y llevaba un saco de arpillera en la parte de atrás de su camioneta (para niños de mayor tamaño). También llevaba en la parte de atrás un perro al que entrenó para ladrar a los soldados nazis cuando salía y entraba del Ghetto. Por supuesto, los soldados no querían tener nada que ver con el perro y los ladridos ocultaban los ruidos de los niños. Mientras estuvo haciendo esto consiguió sacar de allí y salvar 2500 niños.
Los nazis la atraparon y le rompieron ambas piernas, los brazos y la pegaron brutalmente. Irena mantenía un registro de los nombres de todos los niños que sacó y lo guardaba en un tarro de cristal enterrado bajo un árbol en su jardín. Después de la guerra, intentó localizar a los padres que pudieran haber sobrevivido y reunir a la familia. La mayoría habían sido llevados a la cámara de gas. Aquellos niños a los que ayudó encontraron casas de acogida o fueron adoptados.
En 2008 Irena fue propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz... Pero no fue seleccionada. Se lo llevó Al Gore, por su trabajo sobre el Calentamiento Global y, en 2009, fue para Obama y vaya saberse porqué.
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