Tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén que dictaminó
que por la “Ley de muerte digna” no se requiere de
autorización judicial para el retiro,
cese y abstención de todas las medidas de soporte vital para Marcelo Diez, a pedido de sus hermanas.
Marcelo es
un paciente en estado vegetativo desde hace 18 años y cuya familia pretende “dejarlo
partir en paz”.
Por
ello, Monseñor Virginio Bressanelli, Obispo de Neuquén y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal
Argentina, volvió a expedirse sobre el tema.
Después de esclarecer errores que circularon en muchos medios de
comunicación como que Marcelo Diez no está
“enchufado”, no está “en estado terminal o agónico”, no es víctima de
“ensañamiento terapéutico”, el cese de la alimentación e hidratación no
provoca una “muerte digna” sino una “muerte atroz”, el prelado le pidió a los
familiares que confíen a Marcelo a la Iglesia Neuquina para que, junto a LUNCEC
(Lucha Neuquina contra el Cáncer), cuiden “de su persona y de su vida, hasta
que su curso en esta tierra se cierre naturalmente”.
El texto completo del comunicado de Monseñor
Bressanelli expresa:
A propósito de Marcelo Diez -dignidad, calidad y sacralidad de la vida-
En
mi condición de Pastor de la Diócesis de Neuquén, Iglesia que siempre ha
luchado por la vida aún en circunstancias históricas donde nadie o pocos osaban
expresarse, propongo a la comunidad cristiana y civil del Neuquén algunas
consideraciones acerca de Marcelo Diez, sumido en un estado vegetativo
permanente desde hace aproximadamente 18 años.
El
fallo del Tribunal de Neuquén, emitido el 19 de abril de 2013, deja a las
hermanas de Marcelo la responsabilidad de la suspensión de todas las medidas de
sostén vital que hoy se le brindan.
Todo eso me lleva a compartirles lo siguiente:
-
No corresponde a la verdad decir que Marcelo Diez está “enchufado”, como se
publicita, pues no está conectado a nada. Ni lo ha estado en estos últimos
años.
-
No corresponde a la verdad decir que Marcelo Diez está “en estado terminal o
agónico”. Dentro de su cuadro goza de una salud estable, sin ni siquiera
resfríos o escaras desde hace mucho tiempo.
-
No corresponde a la verdad decir que se le esté dando un tratamiento
desproporcionado o de ensañamiento terapéutico. Lo único que se le brinda es el
sostén vital básico que no se le puede negar a ningún ser humano: alimentación
e hidratación por vía enteral, higienización, afecto y asistencia espiritual.
Dicho
sostén, aunque se realice por vías artificiales, es siempre un medio natural de
conservación de la vida, no un acto médico. Por lo tanto, es un servicio
ordinario y proporcionado que lo exige el reconocimiento de la dignidad humana
del paciente.
-
No corresponde a la verdad decir que quitarle el sostén básico es “dejarlo
partir en paz”. En un estado terminal, donde los cuidados naturales no cumplen
su función, nadie se opondría a la suspensión de los mismos. Mientras que en la
situación actual de Marcelo, la suspensión de ese sostén, provocaría
activamente su muerte, por omisión de la debida ayuda. Lo cual corresponde a
una verdadera práctica eutanásica, rechazada por la ley llamada de “Muerte
Digna”.
-
No corresponde, por lo tanto, llamar “muerte digna” a una muerte atroz como
esta, provocada por el cese de la alimentación e hidratación. La ciencia médica
sabe y describe la crueldad de esta práctica. En este tipo de muerte,
nadie excluye la posibilidad de grandes sufrimientos y de una parcial
conciencia de los mismos.
Según
los indicios y las respuestas a estímulos que recogen quienes lo atienden
cotidianamente, la actual situación de Marcelo conformaría un cuadro de alta
discapacidad irreversible. Aunque no lo podamos curar merece siempre la
asistencia básica. Por su dignidad de ser humano, corresponde que se le brinde
la calidad de vida posible en esas circunstancias.
-
Marcelo ha encontrado en LUNCEC una familia que le brinda cariño y que se hizo
totalmente cargo de él. Gracias a PAMI y a LUNCEC recibe el tratamiento normal
que se le debe a toda persona humana, en cualquier situación se encuentre.
-
Entendemos, respetamos y guardamos silencio sobre el peso afectivo que esta
situación puede generar en sus allegados de sangre. Rezamos por ellos.
Como
Iglesia Neuquina, pedimos a sus familiares que nos confíen a Marcelo para que,
junto a LUNCEC, cuidemos de su persona y de su vida, hasta que su curso
en esta tierra se cierre naturalmente.
Lo
hacemos convencidos que el derecho a la vida es el primero y fundamental de
todos los derechos. En nuestra condición de cristianos reconocemos a Dios como
Padre y al prójimo como hermano; por eso nos sentimos comprometidos en cuidar y
favorecer la dignidad, la calidad y la sacralidad de la vida humana en todos
los tramos de su existencia, cualquier sea su estado de salud; como dice
nuestra Constitución Nacional: “desde su concepción hasta la muerte
natural”. En Marcelo vemos a Jesús, quien nos recuerda que toda persona
es valiosa a los ojos del Padre Dios.
Neuquén, 2 de mayo de 2013.
+ Virginio D. Bressanelli scj
padre obispo del Neuquén
No hay comentarios:
Publicar un comentario