martes, 30 de marzo de 2010

Manifiesto: la muerte de Jesús es la muerte del amor

Morir..Muere el día, muere la luz. Muere la semilla y el agua filtrada en la tierra.Y muere también el hombre....Hoy se llama JESÚS. Es el hijo de María. Es el hijo del hombre. Está cercado por la noche. ¡Y la noche cobró su precio! Es el hombre aplastado por su propia tragedia. El hombre honesto que no tiene mas que dos alternativas: Morir o claudicar:  Morir triturado por una sociedad que no tolera la juisticia ni la libertad, ni la lealtad.
Luz y tinieblas: Síntesis de la Existencia humana. La luz es sincera, es abnegada; es valiente. Las tinieblas no dan la cara; tiran por la espalda y huyen. Los poderosos atacan a los débiles, y ésa es su debilidad. Sólo el hombre justo puede decir "Soy yo y yo obro a la luz del día"
Ya nos hemos acostumbrado a la muerte del hombre ¿Qué mas nos dá que sea blanco o negro, de derecha o izquierda, inocente o culpable?
Matamos al hombre...lo matamos con el silencio y la indiferencia...lo matamos de tristeza, de soledad...lo matamos con jubilaciones insuficientes..Lo matamos con promesas, con halagos, con mentira, con denuncias falsas...¡Y nos hemos acostumbrado!
Lo matamos con prepotencia y odio, o lo matamos suavemente, adormeciendo su espíritu para que no piense ni sienta como hombre.
Mata el fusil y mata la propaganda. Y muere el hombre...¿Total?...¡Es un hombre!
¿Qué es la verdad? La verdad del hombre que busca dignidad; la verdad de la mujer que exige igualdad de derechos...La verdad de los niños que esperan nacer con dignidad en su familia. La verdad que los jóvenes intentan encontrar en la primera oportunidad de su vida.
La verdad de los pobres que reclaman pan, justicia y bienestar.
La verdad de las mujeres y de los hombres que quieren vivir y trabajar en paz, sin ningún tipo de violencia.
La verdad de todos los que piensan que no hay valor más importante que la vida de las personas.
He aquí al hombre, simplemente al hombre. No importa su raza o color; no importan sus riquezas ni su credo ni su partido político. Es un hombre...
Es un hombre débil, es un alfabeto. Es un marginado.
Es una mujer violada, maltratada, asesinada.
Es un niño de la calle, sin familia, sin educación, sin horizontes.
Es un niño explotado. Es un enfermo de sida.
Es un débil mental, es un disminuido físico, es un drogadicto, es hijo de nadie...
Es un hombre, es una mujer que no piensa como nosotros; ellos creen que es importante respetar todas las ideas y sensibilidades; se solidarizan con los que sufren; están dispuestos a perdonar. Opinan que la paz supone renunciar a algunas de sus aspiraciones; están convencidos de que sólo conseguiremos la paz si perdemos todos juntos para ganar todos juntos.
¡Qué importa de dónde es, si es un hombre! Qué importa su apellido, sus papeles, sus datos personales...¡Es un hombre!
La autoridad no es un privilegio al servicio del capricho humano. La autoridad es un servicio a la comunidad.
La autoridad debe estar para servir al derecho y a la justicia, sobre todo de los más débiles...
Ahora dudas, Pilato. Ahora tienes miedo de perder tu puesto. Tu conciencia está en juego. Si lo dejas libre, puedes ser acusado ante el César. Si lo matas, te lavarás las manos...
Piensa, Pilato, piensa que es un hombre....Aquel día fué juzgada la corrupción política y religiosa. Aquel día fué ridiculizado el poder de los hombres. Aquel día emergió la podredumbre de una sociedad en las que vale más el dinero, el prestigio, el poder, la ambición...,que el hombre...,creado a imagen y semejanza de Dios.
Aquel día el débil se enfrentó con el poderoso...-y nació el hombre nuevo con otros horizontes, con otras referencias.
Te clavaron en la cruz por decir la verdad, te clavaron en la cruz por pedir la libertad, la justicia y la esperanza para todos, y millones de astillas de cruces cayeron sobre el mundo y ahora, todos, llevamos la astilla de tu cruz, el peso de nuestra cruz.
Eran las tres de la tarde. La hora en que la sangre es derramada por la salvación de todo. La hora en que el cuerpo es entregado: "Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto". Es la hora en que muere un hombre, aplastado por la misma sociedad que un día le vió nacer. No preguntes su nombre...
Quizás agoniza en un hospital, abandonado por todos; quizás en una residencia se extingue como un árbol inútil; quizás acabó destrozado en un accidente de carretera...o sofocado en una mina.
Quizás muere de hambre...quizás de tristeza, quizás de soledad..Quizás muere en el vientre de su madre sin dejarle ver la luz del sol. Quizás muere en un atentado preguntándose por qué, ...porque hay hombres que matan a otros hombres. No preguntes su nombre...
Ha muerto EL hombre. Hemos matado al Amor.
Fuente: Mopal
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

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