martes, 16 de febrero de 2010

El Espiritu Santo renueva todas las cosas y nos enseña a descansar

En la dinámica de la evangelización y de la construcción de una civilización del amor, Dios siempre nos enseñó el descanso. Formó a su pueblo en la experiencia de renovarse cada sábado. Aún hoy Israel, el pueblo de Dios lo sigue haciendo. El nuevo Pueblo de Dios, los cristianos, los hermanos menores, somos llevados por el Espíritu de Dios a dejarnos renovar semanalmente en el día domingo. El diezmo del día es la oración personal. En mi contacto con El nos renueva interiormente, hace que vivamos el día en forma distinta, según su voluntad. El diezmo del año son las vacaciones. No es el lugar que elijo el aspecto fundamental que me va a renovar. Es el encuentro con el Espíritu de DIOS, en el centro de mi ser, el que va a lograr colmar mis anhelos de descanso. A cuantos de nosotros nos pasó que un encuentro auténticamente humano con alguien nos renovó completamente y nos ubicó en muchos aspectos. Es el encuentro con el SER DIVINO, el que me armoniza en la relación con todas las cosas y personas, y me hace recuperar parcialmente la armonía perdida, que Adán y Eva, quienes hayan sido, tenían antes del pecado original. Este dejarse guiar por el Espíritu de DIOS, les brindaba una unidad interior, sin división que se llamó el don preternatural de la integridad, y los hacía dueños de sí mismos. El otro don era el de la inmortalidad. El no desgastarse porque actuaban en un todo unidos al Espíritu.
Muchos de nosotros hemos experimentado el DESCANSO EN EL ESPÍRITU, en las oraciones en comunidad. Lo que he visto a través de los años, es que no se aprovecha suficientemente por desconocimiento. Por eso te deseo de corazón que la ternura de Dios te enseñe a disfrutar de su descanso. Esta experiencia carismática de descanso interior, que se traduce al cuerpo como relajación, y que llena el espíritu como quietud, arrobamiento, enamoramiento, centraliza todo mi ser en el encuentro con el Señor. Esta no es una experiencia a ser vivida por unos minutos en una reunión. Es en realidad una forma de vivir a la cual Dios nos invita y una forma de oración a desarrollar.
La forma de vivir es la de los cristianos de los primeros siglos. Ellos cuando se encontraban, se saludaban con la bendición, no una frase, de “que vivas en el Espíritu Santo”. Este Espíritu que los guiaba y les enseñaba a vivir y a descansar, pero también los llevaba a confrontar con la cultura de la época, en los aspectos que entristecían a Dios, y asumir los aspectos que agradaban a Dios. Les tomó casi cuatro siglos, conquistar el Imperio Romano, con la conversión de Constantino. Sufrieron persecuciones y se llamó a esta época, la ERA DE LOS MÁRTIRES. Lograron lo que ningún ejército logró.
Esta renovación de la Iglesia y el Mundo, la relaciono con la hermosa catequesis que nos regaló el Papa, a través de nuestro hermano Carlos Yaquino. Tomando el descanso en el espíritu como forma de vivir, el aprender a vivir guiado por el Espíritu, aprendiendo a descansar, puede llegar a llegar a ser una de las perlas del evangelio. Descubrir esto en este verano puede ser central para mi vida, y porque no, entre muchos, para la renovación del mundo y de la Iglesia En cuanto el descanso en el Espíritu como oración, ya Teresa de Ávila nos enseñaba de la oración de quietud y de unión, como grados de oración avanzada en LAS MORADAS. Sería una lástima que desestimáramos esta invitación del Señor, a orar así. Nos invita tiernamente a descansar en el AMOR, porque es el amor el que descansa y suaviza.
Esta es otra perla del evangelio. El que tuvo la experiencia del descanso, la puede recrear cuando quiera, siempre y cuando ponga las condiciones adecuadas. Cuando entro en descanso, surgen las heridas.que tengo. Debo atenderlas a través de un proceso de sanidad interior, que debo realizarlo en otros momentos, no en el momento de descanso. El segundo obstáculo que surge son mis preocupaciones. En el Espíritu en el
descanso, me llevará a disfrutar de Su presencia y de la mía, debo aceptarlo, y luego dejarme guiar para ocuparme buscando solución a los problemas y no pre ocuparme.
En donde estés y donde vaya le pido a la Palma del Señor que te cobije y te haga entrar en su DESCANSO. Ese es el Cielo. Que se derrame ese Espíritu a través del sol y te acaricie, que el agua y el aire que te rodea te acaricie con ternura. Y permanezcas con tu cabeza recostada en el pecho de JESÚS, como Juan, el discípulo amado. Descansados por el Espíritu, y llenos de Él, seremos portadores, y EL habitará en nuestro ser en armonía. Lo llevaremos y desparramaremos por cada lugar donde trabajemos. Y así FECUNDAREMOS LOS DESIERTOS.
La alternativa a no descansar en el Espíritu, es el agotamiento y la muerte.
¡Que vivas en el Espíritu Santo!
Julio Nardini MPD
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

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