lunes, 9 de noviembre de 2009

El milagro de Juan

Después de 4 años de noviazgo, nos casamos con la idea de estar un tiempo solos antes de buscar un bebe; para poder consolidar nuestra pareja, y porqué no disfrutar del estar juntos, como un regalo que el Señor nos hacía en aliarnos para siempre.
Pero esos eran nuestros planes. Los del Señor eran otros.
A las pocas semanas nos enteramos que de la luna de miel ya veníamos tres. Y así, se sumaba a nuestra vida, este Caprichito de Dios, que ya latía en mi vientre.
A medida que pasaban los días nuestra familia se consolidaba, y el amor por esa criatura crecía rápidamente.
A los cinco meses, en una ecografía de control aparece el primer susto: un tumor placentario, que estimulaba el útero y se provocaban contracciones que podrían suscitar un parto prematuro cuatro meses antes. Lo único que podía hacerse eran ecografías mensuales, para controlar el tamaño del tumor, y que no molestara al bebe; descontando por supuesto el reposo absoluto. Esto nos atemorizaba, pero lo importante era que el niño crecía sin inconvenientes.
En la ecografía del mes siguiente el Señor nos sorprendió: el bebe tenia líquido alrededor de su corazón. El paso a seguir fue una derivación con una cardióloga infantil, (la mas reconocida en la provincia), que tras un estudio de alta complejidad que examinaba su corazoncito intrauterinamente, determinó “hipertrofia cardiaca producto de la ausencia de la válvula tricúspide”; esto es un corazón de gran tamaño y mal formado porque la arteria que conecta el corazón con los pulmones no estaba. Eso significaba lo que nadie se animaba a poner en palabras en una sola frase: en el mismo momento de que nuestro hijito saliera de la panza y empezara a valerse por sus propios pulmones, no lo iba a poder hacer: EL BEBE NO PODRIA RESPIRAR.
Ese dolor indescriptible que como matrimonio nos unía muy profundamente, no podía paralizarnos. Mas aliados a LA SAGRADA FAMILIA que nunca, comenzamos un doble y difícil camino:
• Desde lo humano tejiendo mentalmente todas las posibles soluciones que se nos ocurrían, y consultándolas permanentemente con el cuerpo médico que nos acompañaba (que se acrecentaba a medida que el caso tomaba más gravedad). Éstas iban desde un nacimiento en otra provincia que contara con médicos especialistas en cirugía coronaria infantil, hasta el traslado inmediato en ambulancia o lo que fuera apenas nacido el bebé.
• Desde la fe: científicamente si esa arteria no se había formado, ya no se formaría. Pero confiábamos en Dios, que como Señor de la naturaleza y de la creación, no podía ajustarse a un postulado científico. Nuestra oración incesante era por el MILAGRO YA OBRADO en el corazón de nuestro pequeñín.
Éramos absolutamente concientes de la gravedad del caso. Pero eso no nos impidió, por Gracia de Dios, disfrutar del Milagro ya existente que el Señor nos invitaba a presenciar: EL MILAGRO DE LA VIDA: EL ESTAR EMBARAZADOS!!!! Esa criatura, (de la que no quisimos saber el sexo hasta su nacimiento), estaba tan aferrada a la vida que nos alentaba minuto a minuto.
Así transcurrieron los meses restantes del embarazo. Teníamos controles semanales con la ginecóloga, y en el último mes las visitas eran día por medio. Las ecografías eran mensuales, y cada tanto la visita a la cardióloga infantil...
Se programó la cesárea para un día y horario en el que todos los especialistas estaban a nuestra disposición, incluidos psicólogos, por si "algo salía mal".
Llego el día: estábamos tan ansiosos de conocer al bebé, y tan confiados del milagro, que no le dimos espacio al temor. A las 8:55 de la mañana del 07 de novmiebre de 2006, día de MARIA, MEDIADORA DE LA GRACIA DE DIOS nació nuestro JUAN FRANCISCO (su primer nombre es por el "amado” de Jesús), con 4.100kg y su corazoncito tan sano como nadie imaginó. Los médicos no podían entender lo que sucedió: “estábamos preparados para todos, menos para esto” dijeron. Solo la fe lo justifica.


Al día siguiente regresábamos a casa con nuestro hijito!!!! (Tal como el Señor nos adelantaba en Su Palabra en la bendición de los hermanos en vísperas de la cesárea en Mc.7,24-30: “Curación de la hija de una cananea”)
Por supuesto hubo estudios y controles que deberán repetirse durante mucho tiempo. El 7 de noviembre de 2009, Juan cumplió 3 años y recibió el alta médica de la cardióloga y sin secuelas de ningún tipo.
Lo más importante y que no podemos dejar de testimoniarle al mundo entero, es que El Poder de Dios, y la Poderosa intercesión de la Sagrada Familia SANARON A NUESTRO HIJO!!!!!!!!! Nosotros vimos moverse las montañas, fuimos testigos de lo que la ciencia creyó imposible.
Nuestro infinito agradecimiento a todos los médicos que nos ayudaron y contuvieron, ya amigos personales luego de tantas y tantas consultas; y a todos los Hermanos del país, sí del país porque el caso de nuestro hijo llegó a muchos lados que después de lo sucedido nos enteramos, que oraron e intercedieron por esto: por el milagro de Juan.
¿Nuestro consejo para quien pase una prueba? Pidan con fe, con la absoluta certeza que el milagro ya está concedido; y si es voluntad de Dios, así será.
En la foto, podemos ver al protagonista de esta historia y, de fondo, al Padre Ricardo.
Por Rosario y Antonio Tallarita
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

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