viernes, 6 de noviembre de 2009

La oración de la fe

Nuestra oración siempre está profundizándose y madurando. Nos movemos, tal vez, más allá de cierto tipo oración, no porque sea mala, sino simplemente porque vamos entrando en una relación más profunda con Cristo. Tal vez cuando empezamos esta relación dependíamos en gran medida de fotos, o imágenes mentales de esta persona, pero a medida que maduramos, a medida que vamos siendo más capaces de tener una relación humana, esta foto, esta imagen mental de Cristo, va cediendo el paso cada vez más al encuentro con la persona real. Este encuentro que ocurre fundamentalmente en el ámbito de nuestro corazón, de nuestra experiencia personal, luego se ve hermosamente enriquecido en la Eucaristía, en las Escrituras, en la comunidad, en todos los otros caminos en los que también encontramos a la persona resucitada de Jesús. El Espíritu siempre está trabajando en nosotros, preparándonos para verlo, para que veamos a Jesús más claramente.
Creo que el punto de partida es saber que Jesús nos está buscando, somos su oveja perdida. En los Evangelios, Jesús habla más de Dios buscándonos que sobre la obligación humana de buscar a Dios. Nuestra fe en Jesús se basa en esta confianza que habita en nosotros, buscándonos en el sentido de que al buscarnos nos aparta de nuestro ego y nos lleva hacia dentro de nuestro verdadero ser. Ese es el viaje de la oración Cristiana: con Jesús, en el Espíritu, hacia el Padre.
Por Fr. Laurence Freeman. OSB
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

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