miércoles, 11 de noviembre de 2009

Noches oscuras, indispensables para el crecimiento espiritual

Varios lectores de The Healing Line han escrito amablemente para decir que realmente apreciaron el artículo sobre la sequedad espiritual, publicado en nuestra edición de mayo/junio de 2009, y su valor en nuestra vida espiritual. Y como hablé de la primera "Noche de los sentidos", preguntaron sobre las demás.
La idea básica es muy simple, y es que nuestro crecimiento espiritual es por lo general un crecimiento gradual, y es básicamente una lucha contra nuestro egoísmo natural. De hecho, la mejor traducción de "carne" ("sarx" en el original griego), en los famosos pasajes sobre la "carne" luchando contra el espíritu, es "egoísmo" en lugar de "carne", que por lo general sugiere pecados sexuales. El pecado más profundo contra el que siempre luchamos es el egoísmo, en contraste con el amor mutuo. La razón por la que necesitamos la ayuda de Dios es que por lo general al principio no nos damos cuenta de lo centrados en nosotros que realmente somos. Cuando nos convertimos por primera vez, normalmente nos convertimos parcialmente, pero después de la conversión ocurren algunos cambios reales. Puedo dejar algunos pecados graves, como emborracharme los fines de semana. Pero ahora mi egoísmo crece una pizca. Por ejemplo, ahora puedo ofrendar a los diversos ministerios, pero puedo tener diversos motivos. Además de querer ayudar a difundir el Evangelio, es posible que desee recibir una bendición material del ciento por uno. Asistimos a las uniones de oración, y la razón por la que realmente asistimos es que estamos entusiasmados con las sesiones de música: estamos muy contentos y decimos que hemos experimentado la "Unción", y que este predicador en
particular es verdaderamente ungido y "lleno del Espíritu".
Y eso puede ser; es bueno tener una linda experiencia, pero también puede ser simplemente que buscamos un pico emotivo, y así vamos de iglesia en iglesia, en busca de una reunión "ungida". En cierto modo, esto es bueno, pero estos sentimientos de felicidad son sólo una parte de la vida, y podemos estar yendo a una iglesia en particular porque el predicador apela a estos sentimientos de alegría. Pero los sentimientos nunca duran, porque la verdadera espiritualidad también depende de nuestra disposición a sufrir cuando nos ocupamos de los enfermos y visitamos a los presos, los mismos criterios que Jesús dijo que utilizaría para separar a los que serán salvados, las ovejas de los cabritos (Mateo 25).
Lo que Dios hace en la primera noche oscura, la noche de los "sentidos", es eliminar algo de nuestra excesiva dependencia de los incentivos emocionales que tenemos para ser cristianos. Las diferentes noches oscuras son simplemente Dios despojándonos de nuestro egoísmo a niveles cada vez más profundos. El nivel uno es ser despojado de los incentivos emocionales que primero nos atrajeron: la alegría, el entusiasmo de la música llena del Espíritu, de los grandes anuncios, de sentir que cae el peso de los pecados. Todas estas cosas son buenas, pero naturalmente las sentimos cada vez menos, a medida que nos acostumbramos a ellas. "Ya lo viví. Ya lo hice". Cantar villancicos en Navidad me atrae más que visitar a alguien en la cárcel.
Pero en las noches oscuras del alma, Dios nos despoja de nuestro apego innecesario a los picos emocionales y nos libera del egoísmo más profundo. Nuestras certezas intelectuales y el orgullo intelectual son los próximos en partir; podemos empezar nuestro camino cristiano consolados por pertenecer a una Iglesia que creemos es la mejor y más fiel, la Iglesia que sentimos que es espiritualmente superior. Pero
somos humillados al encontrar cristianos fuera de nuestro grupo que aman más que nosotros. Empezamos a luchar con dudas, incluyendo las dudas acerca de si somos algo más santos de lo que éramos hace diez años. Ahora nos aburren los predicadores que solían inspirarnos. Peor ún, estamos desilusionados por las caídas de la gracia que podemos ver en nuestros héroes en la fe.
Lo que Dios está haciendo es tratando de profundizar nuestra fe y de que nos aferremos al ideal de imitar a Jesús siendo fiel a nuestros ideales por fe, que es por definición algo que no podemos ver. Podemos sentir como Jesús en la cruz: "¿Por qué me has abandonado?"
Es sólo a través del sufrimiento y de superar las decepciones de la vida que no son de tu elección. Pedro fue el líder fuerte de la Iglesia primitiva, pero para su crecimiento personal necesitaba ser curado de su propia voluntad, como todos nosotros. Al final del Evangelio de Juan, Jesús le dice a Pedro que tendrá que ser despojado de su propia voluntad, como todos nosotros:
“Te digo la verdad, cuando eras más joven tú mismo te vestías e ibas donde querías, pero cuando llegues a viejo extenderás tus manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras”. (Juan 21,18).
De eso se tratan las noches oscuras.
Y al final de la noche viene el amanecer, y veremos a Jesús.
Francis MacNutt
Editado por Antonio
Administrador del blog
CON JESÚS EN MI VIDA

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